El uso de la PPrE podría verse comprometido si las personas no se consideran a sí mismas en riesgo de adquirir VIH

Miguel Vázquez
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Un estudio efectuado en Canadá pone de relieve la falta de coherencia entre las valoraciones objetivas y subjetivas del riesgo

Tres cuartas partes de los hombres gais que acudieron a realizarse la prueba diagnóstica en una clínica de salud sexual de Toronto (Canadá) fueron considerados como en situación de elevado riesgo de infección, pero apenas una minoría de ellos estuvo de acuerdo con dicha valoración o se mostró dispuesto a utilizar la profilaxis preexposición (PPrE), según un estudio presentado recientemente en Londres (Reino Unido), en el transcurso de la conferencia Controlling the HIV Epidemic with Antiretrovirals: From Consensus to Implementation [‘Controlar la epidemia de VIH con antirretrovirales: Del consenso a la implementación’].

Los investigadores descubrieron que los hombres que se percibían a sí mismos en una situación de mayor riesgo de adquirir el VIH tendieron a mostrarse más dispuestos a recurrir a la PPrE. Sin embargo, los varones cuya situación fue valorada de forma ‘objetiva’ como de riesgo elevado no se mostraron más interesados que el resto en utilizar dicha profilaxis.

La eficacia de la profilaxis preexposición para reducir la transmisión del VIH de forma significativa en la población de hombres que practican sexo con hombres (HSH) quedó patente en estudios previos (véase La Noticia del Día 29/11/2010). También se han  encontrado indicios de su posible utilidad preventiva en otras poblaciones, como los usuarios de drogas inyectables (véase La Noticia del Día 17/06/2013). Por otro lado, hace poco se hicieron públicos los resultados de un estudio que reveló que el uso de la PPrE no se traducía en un aumento de los comportamientos de riesgo, una de las grandes preocupaciones en torno a la aplicación de esta profilaxis (véase La Noticia del Día 12/09/2013).

No obstante, otro aspecto a tener en cuenta, además de la eficacia, es el conocimiento sobre esta profilaxis y su aceptabilidad, ya que en última instancia el método preventivo más eficaz dependerá de que las personas lo empleen o no. Estos factores han sido estudiados en diversos estudios y, ahora, el ensayo canadiense ha decidido explorar más a fondo el tema de la autopercepción del riesgo, puesto que los investigadores consideran que para que la persona mantenga un buen nivel de adherencia a la PPrE es necesario que tenga más que una buena disposición, es preciso que perciba que está en una situación de riesgo.

En el estudio participaron 423 hombres que practican sexo con hombres, los cuales acudieron a una clínica de salud sexual. Su media de edad fue de 30 años y su nivel educativo en general era alto. En conjunto, la aceptabilidad de la PPrE fue alta (un 49,7% afirmaron que estarían dispuestos a tomar la pastilla de forma diaria como método para prevenir la infección).

Al preguntar por la percepción de riesgo, se comprobó que el 17,0% de los varones percibían que su riesgo de adquirir el VIH “era algo más que pequeño” o “elevado”. En este grupo de personas, la disposición a utilizar PPrE fue elevada (75%).

Con todo, el equipo de investigadores decidió realizar una valoración ‘objetiva’ del riesgo, para lo que se basaron en una herramienta estadística denominada HIRI-MSM, desarrollada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC).

Para la evaluación del riesgo, HIRI-MSM plantea siete preguntas respecto a la edad, número de parejas, relaciones anales receptivas e insertivas, número de parejas con VIH y consumo de drogas. Los hombres que den un valor de 10 o más en la escala fueron definidos como ‘objetivamente’ en situación de alto riesgo de infección por VIH y, en consecuencia, elegibles para recibir PPrE.

La mayor parte de los hombres de esta cohorte canadiense (77,1%) dieron un valor superior a 10 en la escala, lo que supone una valoración de situación de alto riesgo. En cualquier caso, el análisis estadístico reveló que estos hombres no fueron más propensos que el resto a usar la PPrE.

Así, mientras que uno de cada siete hombres se consideró a sí mismo en situación de mayor riesgo de infección (es decir, según su valoración ‘subjetiva’), la valoración ‘objetiva’ efectuada por el equipo de investigadores mostró que tres cuartas partes lo estaban.

Al examinar la cuarta parte de la muestra con los valores más elevados de HIRI-MSM (esto es, los hombres cuya valoración objetiva indicaba que estaban en situación de mayor riesgo), apenas el 26,2% se percibieron a sí mismos en mayor riesgo de infección. De igual modo, al tener en cuenta el 10% con puntuación más elevada, solo el 27,3% se consideró en situación de mayor riesgo.

Los hallazgos del estudio ponen de manifiesto que es necesario desarrollar herramientas para identificar qué personas se beneficiarían de la PPrE, para lo que habrá que atender algunas cuestiones abiertas. Por un lado, es probable que la valoración ‘subjetiva’ empleada en este estudio no sea la más adecuada, dado que resulta complicado para las personas describirse a sí mismas como con ‘probabilidades’ de adquirir el VIH. Por otro lado, la herramienta objetiva utilizada fue diseñada para determinar qué personas no necesitaban un posterior examen médico, más que para identificar a las personas en situación de mayor riesgo de infección.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencias: Kain T, et al. Low Perceptions of HIV Risk among Toronto MSM Seeking Anonymous HIV Testing: Objective and Subjective Assessments of PrEP Eligibility. Abstract 22, Controlling the HIV Epidemic with Antiretrovirals, London, September 2013.

Smith DK, et al. Development of a Clinical Screening Index Predictive of Incident HIV Infection Among Men Who Have Sex With Men in the United States. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes. 2012; 60: 421-427.

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