Solidaridad |

Igualdad

Líder mundial en español

Viernes 13/01/2012. Actualizado 10:54h.

URGENTE

SERIE | Con otra mirada

A la caza de seropositivos en la Red, para frenar el sida en Filipinas

Dos filipinos en el desfile del orgullo gay en Manila. | Efe

Dos filipinos en el desfile del orgullo gay en Manila. | Efe

Filipinas es, según el Informe Global de ONUSIDA de 2010, uno de los siete países del mundo que han experimentado un aumento en la cifra de casos de VIH/SIDA, entre 2001-2009. En total, más de 7.500 filipinos han quedado infectados por el VIH/SIDA desde 1984 cuando se detectó el primer caso en el país, según el Departamento de Salud.

La tendencia muestra que desde 2007, la mayoría de los casos de individuos infectados por el VIH/SIDA tenía entre 20 y 29 años. Y si antes eran personas que mantenían relaciones heterosexuales, hoy el grupo principal es el de hombres que mantienen relaciones con otros hombres.

Uno de los acicates de las nuevas tendencias es el uso indebido de las redes sociales, que aumentan los comportamientos de riesgo. "Estas redes se han convertido en una plataforma para que los más jóvenes se involucren en relaciones sexuales ocasionales", advierte la coordinadora de ONUSIDA en Filipinas, Teresita Bagasao. Y esto ha hecho que los grupos contra el SIDA modifiquen su estrategia, dirigiéndose especialmente a los jóvenes.

La Sociedad para el SIDA de Filipinas tiene personal trabajando a través de chats en redes sociales como Facebook o Planet Romeo, una red social para varones gays. Aidan es uno de los que trabajan a través del chat. Cuando descubre perfiles de hombres ligeros de ropa en Facebook, les envía mensajes sobre si se han hecho el test del SIDA.

"El 99% de las personas contactadas agradecen el esfuerzo –dice Aidan.- Cuando responden, les digo que tenemos centros donde ya pueden hacerse la prueba." Aidan es seropositivo. Él reúne el perfil de los nuevos filipinos que viven con el VIH/SIDA: joven, con trabajo y varón.

La suya es una verdadera historia de amor. Se enamoró y creyó tanto en su pareja – que mantenía relaciones con otras personas - que nunca utilizó protección. Terapeuta físico sabía muy bien cómo se podía contraer el SIDA. Cuando su compañero dio positivo, él se hizo la prueba con el mismo resultado. Aidan emigró a Oriente Medio en busca de oportunidades. Encontró un trabajo, pero cuando allí descubrieron que era seropositivo, lo pusieron en cuarentena y lo encadenaron de un pie para que no huyera hasta que fue deportado a Filipinas.

De prostitutas a jóvenes profesionales

A principios de los noventa, el VIH/SIDA se conocía en Filipinas como la enfermedad de las trabajadoras sexuales. Una de ella, Cristy, de 42 años, es hoy una activista contra el SIDA. Cristy y su esposo se hicieron la prueba en 2005; él murió el mismo día después de saberse infectado. A ella no le sorprendió la posibilidad de estarlo: era "trabajadora de entretenimiento" en los noventa. Concretamente en la ciudad de Olongapo, junto a una de las bases norteamericanas en Filipinas, que fue cerrada en 1992, 45 años después de estar operativa, por decisión del propio senado filipino.

Con los soldados estadounidenses alrededor, Olongapo se llenó de bares y discotecas, convirtiéndose en paraíso de la prostitución. Cristy trabajó allí de camarera, pero como no podía mantener a su familia empezó a prostituirse. "En una noche podía ganar unos 3.000 pesos (53 euros)", recuerda Cristy a quien, en aquellos años, no parecía importarle si sus clientes utilizaban preservativo. "No tenía ni idea de cómo protegerme," cuenta.

Hoy las cosas son diferentes. Según Teresita Bagasao, hay normas para las trabajadoras sexuales. "La clave –dice Bagasao– está en ofrecerles los servicios adecuados". Las ciudades tienen leyes que exigen pruebas del VIH/SIDA a los establecimientos de entretenimiento. Una labor que, según esta mujer, se ha ampliado a las trabajadoras sexuales "freelance". Eso ha permitido que el aumento de casos no sea tan pronunciado ahora como en los noventa.

Un problema de actitudes

Lo que ocurre en Filipinas es una paradoja, dice el doctor Sescon. Las personas que mejor conocen cómo se expande el VIH/SIDA no actúan coherentemente a la hora de utilizar medidas preventivas. Por su parte, Bangsao dice que la cultura filipina tiene mucho que ver: de entrada, el sexo sigue siendo tabú. "¿Comprarías preservativos ante la mirada de todo el mundo?", formula a modo de pregunta retórica. Si no se cambia esta cultura, lo único que puede hacer el gobierno es aumentar su intervención.

Según Teresita Bagasao, esa intervención ha mejorado y cada vez hay más personas que se hacen la prueba para saber si están infectados.

En este mismo sentido se expresa el Dr. José Sescon, presidente de la Sociedad para el sida de Filipinas, quien considera que estos datos indican un aumento en el conocimiento de la enfermedad entre los filipinos. "¿Felices? – se pregunta el doctor Sescon ante esta información – Al menos ahora sabemos que la gente está accediendo a los servicios, que se hace las pruebas…". ¿Pero qué es lo que ha cambiado? Tanto para Teresita Bagasao como para el doctor José Sescon lo importante es que la gente ya no percibe el sida como una sentencia de muerte. "Hoy en día – dice el doctor - tras hacerse la prueba, algunos dicen 'y ahora qué hay que hacer?'".

Cristy ya es abuela y tiene problemas con la tuberculosis, pero lo lleva bien gracias a que cuenta con antirretrovirales, que le subsidia el gobierno. Aidan, por su parte, ha encontrado un nuevo amor. Su pareja no es seropositiva y por eso hacen todo lo que hay que hacer para que las cosas sigan así. Aidan mira hacia el futuro. "Mis amigos y mi familia siempre me dieron apoyo. No me siento solo y sé que puedo ayudar más asesorando a personas que, como yo, viven con el VIH". En definitiva, ayudando a cambiar actitudes.

Con otra mirada

ELMUNDO.es presenta una serie de reportajes agrupados bajo el título ‘Con otra mirada’ para ofrecerle al lector una visión diferente de los países del Sur. Con la colaboración del proyecto Panos London, periodistas locales escribirán estas historias que ocurren en sus propios países y que no siempre reciben el interés ni el tratamiento que merecen en los medios de comunicación de los países más ricos.

La iniciativa Panos London, subvencionada en gran parte por la Unión Europea, pretende "ayudar a prometedores periodistas locales de países en desarrollo a elaborar artículos de calidad para los principales medios de comunicación en Europa". ELMUNDO.es apoya esta idea con la finalidad de ofrecer un reportaje semanal en la sección de Solidaridad contado desde Asia, África o América del Sur por estos testigos directos de excepción.

© 2024 Unidad Editorial Información General S.L.U.